La imagen de oscuridad, polvo y penumbra que
siempre han acompañado a las bibliotecas hoy ha cambiado a otra imagen de orden, ordenadores y luz. Un
claro ejemplo de ello es la biblioteca Marcel·lí Domingo de Tortosa.
Dentro de una estructura novedosa e incluso yo
diría que transgresora para el urbanismo que la rodea, interiormente esconde
una explosión de cristal y cemento que junto con una estructura
maravillosamente inusual da origen a una sensación de acogimiento única.
Y como no podían faltar, aun con el cada día
mas hegemónico dominio de los ordenadores, miles y miles de libros
“amorosamente” ordenados por la mano de su directora Irene y sus colaboradores, a los
que estaré siempre agradecido, han conseguido después de años de trabajo que la
biblioteca sea el centro que hoy aglutina prácticamente toda la actividad
cultural del barrio.
Acompañadme en un recorrido por las luces y
las sombras de “mi biblioteca”. Os aseguro que después de hacerlo, vosotros
también la considerareis tan vuestra como yo la
considero mía.
Bienvenidos a nuestra biblioteca