La dinastía Ming dominó
China durante 276 años. Durante casi tres siglos, entre el 1368 y el 1644,
dieciséis emperadores de la familia Zhu gobernaron una población que aumentó
hasta cerca de 175 millones y que vivió el desarrollo de un sistema imperial
complejo, la ampliación de las estructuras sociales y el impulso de la economía
y la cultura del consumo. Este mandato largo y estable aportó una base sólida
para la creatividad y el progreso social que condujeron a unas transformaciones
artísticas, sociales y económicas excepcionales.
A lo largo de este
periodo dinástico, China alcanzó una gran prosperidad y ganó fama en Europa
como proveedora de artículos de lujo y como un lugar lleno de misterio. La
combinación de riqueza e influencia exterior generó en el seno de la sociedad
Ming unas tensiones que transformaron China.
En chino, Da Ming significa
'gran resplandor'. Además, el reinado de cada uno de los emperadores se conoció
con un nombre especial, elegido para describir su carácter particular. Así, la
época del primer emperador, Zhu Yuanzhang, del 1368 al 1398, fue conocida como
el periodo Hongwu, que significa 'extraordinariamente marcial', una
denominación que revela los orígenes militares de los Ming, que derribaron la
dinastía Yuan, establecida por los mongoles en 1271.
La defensa ante otra
posible dominación extranjera, en especial procedente del norte, marcó el
talante de la dinastía Ming. Para evitarla se consideraban esenciales un poder
central fuerte, unas comunicaciones eficientes y grandes ejércitos. Se requería
asimismo un retorno a los valores tradicionales chinos de la familia, la
educación, la cultura, la jerarquía y la estabilidad social.
Sin embargo, otras
fuerzas entraron en juego: por un lado, el aumento del comercio, favorecido por
la llegada de plata extranjero de Japón y América del Sur, puso en duda el
orden establecido; por otro, la población aumentó, las ciudades crecieron y
surgió una nueva "cultura del consumo" entre la clase comerciante
emergente. Las certezas del pasado empezaron a tambalearse.