Salió una mañana de casa, llevaba la cámara, los objetivos y sobre todo lo más importante: la compañía.
El destino era el prepirineo oscense, en este tiempo que llevo en Zaragoza he pisado estas tierras solo por trabajo y ya tocaba el relax.
Y qué mejor relax que subir sin prisas con mi cámara en mano ¿se puede pedir más? si, la compañía.
Os dejo un resumen de este día, el pre y pirineo, la maravillosa villa de Ainsa y un toque del rotundo santuario de Torreciudad.
Espero que lo disfruteis tanto como lo hice yo.
He mirado por la ventana y la noche era oscura. Por la lejanía comenzaba a amanecer. He recordado entonces mi última andadura del el Delta de ‘Ebre con mi amigo Baptista.
Lo cierto es que el día a día, trabajo y ocupaciones nos impiden revisar y editar fotos de antiguas sesiones pero hoy era un día especial, las vacaciones me han brindado la ocasión de recordar viejas sesiones.
Y en esta dos cazadores de luz, de imágenes y de sueños se adentraron en la madrugada de un paraje maravilloso: la desembocadura del río Ebro.
Ya sabréis por anteriores post el cariño que le profeso, pero dejadme una vez más haceros cómplices de mis imágenes y de mis sueños.
Y sobre todo gracias a mi compañero y amigo Baptista, sin ti nada hubiera sido posible…
Dicen que los ojos se acostumbran, dicen que las ideas como las imágenes brotan, dicen que podemos educar nuestra mirada...
Yo no quiero nada de eso, solo quiero sentir, soñar, reír detrás de un visor de una cámara, quiero sentirme vivo, quiero amar lo inesperado, quiero hacer gorgoritos cuando veo algo que los demás no ven.
Pero sobre todo quiero seguir amando las imagenes, quiero intentar sentirme feliz y sonreir a todas horas.
Se que lo conseguiré.
Mientras tanto os dejo unas imágenes muy personales de Barcelona. Dios como amo esa ciudad....
