Salí a la calle, mire hacia ti. Desde que era un niño has estado ahí, solo Dios sabe cuántas veces te he añorado, pero siempre estas ahí para acompañarme en esos momentos en los que pesa el alma y desearía no tener corazón...
Hoy te he traicionado, he cogido mi cámara y te he burlado.
Se que lo comprenderas, que sabrás que todo ha sido una gamberrada de este siervo tuyo y que cuando de madrugada nos abandones sonreirás.
Solo por eso, porque nunca me has pedido nada, porque aunque llueva y truene tu estarás allí, por eso te sonreiré mañana.
Solo por eso