miércoles, 6 de marzo de 2024

Palabras de un hombre de pocas palabras

 


Existe una cierta coherencia en mi trabajo, aunque no estoy muy seguro.

Siempre me han gustado los tópicos, los toros, la Semana Santa, el flamenco. Me apasiona descubrirles otro enfoque, otro sentido, otra forma.

Estoy absolutamente seguro de que no vale la pena dedicarse a empresas fáciles.

No tengo nada contra los encargos. Todo lo contrario. Los grandes artistas han vivido de los encargos.

La única condición realmente necesaria para hacer una obra digna es la libertad. Sin ella no hay creación posible.

Mi escuela fueron los amigos, la calle, el cine, los libros, la música, los alcoholes compartidos.

Supe enseguida que la originalidad consiste en volver a los orígenes. Y en no traicionarse nunca a sí mismo.

Quizás haya sido la timidez lo que me llevó a tomarme todo con cierta ironía.

Para ser fotógrafo hacen falta cuatro cosas, por este orden: imaginación, ojo, corazón y una cámara.

El fotógrafo no hace más que elegir. Se sirve de la intuición, esa forma superior de la inteligencia.

No soy nada nostálgico. A esto se suma mi pereza y un fuerte componente anarco-nazarí.

La nostalgia es muy rentable, pero yo no la trabajo.


RAMÓN MASATS
















IN MEMORIAN






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