Como cada año Peñíscola acapara por un día las entradas de este blog. Este año tengo una sorpresa para vosotros, he incluido una visita al omnipotente Castillo del Papa Luna.
Esta mole templaria domina todo el istmo robándole terreno al mar. Las paredes frontales, de pura roca, producen un formidable rompeolas en días de tormenta.
Hay dos entradas en la roca. Una comunicaba con el Castillo y era empleada como salida en caso de asedio por tierra a la fortaleza. La otra es una entrada libre de mar que termina en plena población y se puede ver en la subida al Castillo.
En lo alto de esta mole se sitúa el faro que cada noche guía, hoy día más románticamente que técnicamente, a las embarcaciones y en la fachada posterior del Castillo podemos ver e incluso visitar, despues de pasar por caja, los bucólicos jardines que acompañaban las tardes de este Papa aragonés y todo su séquito.
Espero que os guste esta selección..
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