miércoles, 2 de septiembre de 2015

Amanece en Mizoën


El sol intenta asomarse por detrás de los Alpes. 
 
Es una madrugada del final del verano. Solo se oyen los gallos que intentan con sus voces espantar a una luna que lucha por que el sol no la desbanque.

Hilos de humo escapan de algunas chimeneas para encontrarse con ella, mientras a lo lejos repican las campanas de aquella iglesia rodeada de casas de madera.

Poco a poco el sol gana espacio, primero atraviesa el glacial de Mont de Lans ou de Mantel intentando derretirlo con su luz y su calor. Momentos después inunda con su presencia poco a poco el valle.

Los girasoles miran hacia él, lo están esperando desde que lo acompañaron anoche en su huida, docenas de pajarillos comienzan a revolotear.


Amanece en Mizoën y el mundo vuelve a girar.





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