Las dos últimas fotos esconden a modo de homenaje dos retratos, el de la escultora Cinta Sabate y el del fotógrafo Batiste Pla. Es un homenaje merecido a dos personas que durante toda su vida nos han ayudado a comprender el arte desde su punto de vista
Porque sin arte no hay libertad.
No se puede describir con palabras qué es vivir en libertad y qué es la privación de ésta. Y sin ser posible describirlo, existe.
La instalación propuesta nos cuenta estas experiencias y nos evoca a unas formas que cohabitan en el espacio, transformándolo en un límite.
Unas formas que muestran, en la multiplicidad de su significado y la sencillez formal, la divergencia entre la situación descrita y la esperanza del cambio. Y también, su representación: los barrotes de la privación de autonomía que nos apartan de nuestra vida, del mismo modo que lo hacen los silencios que separan las notas de una partitura; y las lágrimas del recuerdo y la añoranza que se convierten en notas musicales llenas de ilusión, en redondas infinitas y con calderón.
Unos silencios y unas notas que, nada más terminar y pasar el límite, hacen que las personas nos emocionemos y nos sintamos, sin prejuicios, totalmente libres y sin complejos.
Marc Ferrando y Cristina Bestratén, arquitectos y organización A Cel Obert.
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