Siempre me ha gustado el numero tres. Con el treinta y tres
son mis números preferidos. Y saco a
colación este numero porque este va a ser mi tercer y por ahora ultimo post dedicado a estas mis maravillosas
compañeras de fotografía.
Son compañeras y puedo decir con orgullo que además son
amigas, han confiado en mi una y otra vez y lo mas complicado, han aguantado
estoicamente todas mis ordenes y sugerencias y, creo que no me equivoco al
decirlo, se que alguna vez habrán estado a punto de mandarme al garete….
Hoy quiero presentaros a Ana, con ella me une una
característica especial, ella es maña como yo y aunque parezca una tontería
hace que nuestra relación sea muy especial.
Pero Ana además es una persona sencilla, buena y cariñosa.
¿Se puede pedir algo mas? Si, que sea una buena profesional y ella es una
maestra en ello.
Pero con Ana me une un vinculo profesional mucho mas
acusado, ella es para mi ese tan ansiado complemento, ella es la ficha
necesaria para hacer que una foto buena sea excepcional.
Se que tu Ana, a pesar de tu corta edad, has vivido una vida
intensa, tan intensa como tu mirada, tu sabes que desde que descubrí tus ojos
los añoro una y otra vez cada vez que tengo a alguien delante de mi cámara, y
no tengo que decirte que admiro el valor que has derrochado estos últimos años
de tu vida.
No tengo que dar mas detalles, tu ya sabes de lo que hablo y
sabes también que cuentas con todo mi apoyo, que quiero ser tu cómplice,
separado por la distancia, y deseo brindarte todo mi apoyo ahora que tu vida comienza
una nueva y deslumbrante etapa.
Se que hemos disfrutado en cada una de las fotos que hemos
hecho y se que tu, al igual que yo sufrimos ese mismo entusiasmo al ver plasmados
esos largos momentos de trabajo.
Para mi eres muy especial y siempre agradeceré la ocasión de
haberte encontrado, de haber conocido ese ángel que tiene por nombre Ana, mi
Ana.
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