Sé que me echaste de menos, casi tanto como yo a ti. Y eso de subir al Caro primero me lo reprocharás durante mucho tiempo, pero la vida es así.
Suponía que lo sabrías ya, tú que cada año ves como alzan el vuelo miles de aves que has protegido para huir de imponderables, ¿Qué sabrán ellas lo que les espera? Pero tú lo sabes bien.
Son muchas décadas las que tú recuerdas, ojos de colores infinitos que solo suspiran por alzar el vuelo sin saber que persiguen…
Y te vi otra vez, mutando al verde, dejando brotar esos campos maravillosamente verdes que te acompañan cada verano hasta que dan su fruto. Y tú orgulloso, recordando el pasado y viendo preocupado el futuro.
Si, esos mismos que cobijas no somos capaces de protegerte, cuantas palabras e intentos quedan en nada, es un grito sordo que invariablemente se encuentra con el olvido y las palabras huecas.
Y yo soy uno de los culpables, el primero por amarte y consentir que pase el tiempo y estés cada día más en peligro. Querría hablar, hacer, danzar sabiendo que tengo el mundo y las razones detrás de mí, pero cada vez que vuelvo la mirada veo solo abandono, veo solo palabras…
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