sábado, 29 de abril de 2023

El Cementerio Judío de Praga y la sinagoga Pinkas



Al norte de la Ciudad Vieja de Praga encontramos Josefov, el Barrio Judío, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI. Durante más de 300 años fue el único lugar donde estaba permitido enterrar a los judíos en Praga.

Dentro del barrio se encuentran los monumentos judíos mejor preservados de Europa: el Antiguo Ayuntamiento, el Cementerio Judío y seis sinagogas. Tanto el cementerio como varias de las sinagogas son algunas de las sedes del Museo Judío. 

En el siglo X llegaron a Praga los primeros judíos, quienes en el 1096 sufrieron la represión de la Primera Cruzada. Fueron obligados a dejar sus casas, dispersas por la ciudad, y asentarse en una zona amurallada.

Debido a la situación de autonomía de este gueto, el rey Otakar II le concedió la autoadministración en 1292.

A pesar de que las persecuciones no cesaron completamente, el gueto creció y prosperó, especialmente gracias al alcalde Mordecai Maisel, quien hizo grandes aportes para su desarrollo. Una de las seis sinagogas del barrio fue construida por él y lleva su nombre, Sinagoga Maisel 

En el año 1781 el rey José II emitió el "Edicto de Tolerancia" que permitía la integración de los judíos a la vida de la ciudad. En 1850 el barrio fue bautizado "Josefov" en su honor.

A finales del siglo XIX y principios del XX gran parte del barrio fue demolido, debido a la gran densidad de población y malas condiciones sanitarias. Se conservaron solo los edificios históricos.

El cementerio judío es uno de los lugares más visitados del barrio judío. Llama la atención por la enorme cantidad de lápidas superpuestas en un espacio reducido. Debido a la falta de espacio los cuerpos se enterraban unos encima de otros (llegando a más de 10 apilados). Hoy en día se pueden ver más de 12.000 lápidas.

Entre todas esas lápidas, destaca la de Rabbi Liwa ben Bezalel, también conocido como Rabbi Löw. Löw fue un astrólogo y erudito de la corte de Rodolfo II de Habsburgo al que se le atribuye la creación del Golem. La leyenda dice que este enorme ser de arcilla fue creado para proteger el gueto de Praga, hasta que un buen día enloqueció y se volvió en contra de sus propios protegidos. Fue entonces cuando su creador decidio darle muerte.


La Sinagoga Pinkas es la segunda más antigua que se conserva en Praga.

Construida en estilo gótico tardío en 1535, fue fundada por Aaron Meshulam Horowitz, miembro destacado de la comunidad judía de Praga, y probablemente lleva el nombre de su nieto, el rabino Pinkas Horowitz. Originalmente era un lugar de oración para la familia Horowitz y estaba situado cerca de un baño ritual (mikve). Fue restaurado a su forma original en 1950-54.

Monumento a las víctimas de la Shoah de las tierras checas

Entre 1955 y 1960, la sinagoga Pinkas se convirtió en un monumento conmemorativo a las casi 80.000 víctimas judías de la Shoah de las tierras checas. Se trata de uno de los primeros monumentos conmemorativos de este tipo en Europa, obra de dos pintores, Václav Boštík y Jiří John. Tras la invasión soviética de 1968, el monumento permaneció cerrado al público durante más de 20 años. Fue totalmente reconstruido y reabierto al público en 1995, tras la caída del régimen comunista.


























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