martes, 26 de noviembre de 2019

El castillo de los italianos...



En la Guerra Civil española combatieron miles de italianos y muchos de ellos perdieron la vida. Sus cuerpos estaban enterrados por los cementerios de todo el país, lejos de su hogar. Por ello, el gobierno de Mussolini decidió erigir un gran panteón que albergará a las caídos en la batalla.

Finalmente, tras la caída del fascismo en Italia, este monumento sirvió como lugar de descanso eterno para todos los italianos que cayeron, independientemente del bando al que defendieron.

El arquitecto Víctor Eusa Rasquen ideó esta gigantesca construcción levantada entre 1.937 y 1.940. Originalmente se quería alcanzar una altura de 85 metros, pero por falta de financiación, se quedó en la mitad ostentando 42 metros. 


¿Por qué en Zaragoza?

Por todos es conocida la obsesión de Mussolini por intentar legitimar su régimen totalitario como la continuación de la grandeza del Imperio romano. Incluso llegó a presentarse como el heredero de Augusto. Así que a la hora de elegir el lugar en el que levantar un sagrario militar en España lo tuvo claro. Miró el mapa de la península y… ¡sorpresa! Zaragoza ostenta el nombre de su admirado emperador romano.

Un mar de lápidas

Las paredes de la Torre de los Italianos están repletas de lápidas de personas que lo dejaron todo para luchar lejos de sus casas. Cartas de familiares, antiguas fotografías y flores visten las tumbas, poniendo rostro y desvelando los recuerdos de aquellos nombres olvidados por el tiempo y por la historia.

En la base de la torre hay una cripta en la que se celebran los homenajes a los soldados enterrados, especialmente el 2 de noviembre de cada año. En el arco de la entrada de ésta se puede leer una inscripción dedicada a su memoria: «Italia a todos sus combatientes en España».


Desde el 31 de marzo de 1.965, la Iglesia de San Antonio de Padua posee el título de iglesia parroquial y está gestionada por los frailes franciscanos capuchinos.















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