Mira este mercadillo...

Como cada lunes de la temporada veraniega el Mercadillo de Peñíscola ocupa el lugar reservado para el aparcamiento existente entre las dos playas (norte y sur).

Durante los meses de más calor esta zona se convierte en un verdadero horno expuesto durante horas a los rayos del sol. Este año, entre el efecto de la pandemia y con la suerte de un día nublado era una ocasión especial para plasmar todo ese mundo de colores y circunstancias.

Dicho y hecho, os propongo sumergiros conmigo en ese mundo de formas y colores…

Los pinceles de mis ojos

Siempre he admirado a esos artistas que son capaces de emocionarme, esos pintores, músicos, esos escritores, fotógrafos, y cineastas. Esa facultad de transmitir la belleza, la ternura, los sentimientos a través de sus manos me ha hechizado desde siempre.

Esa facilidad para hacerme transportar a otros mundos, aunque solo sea por unos instantes, de vivir historias ajenas al lado de náufragos, investigadores o mosqueteros ha sido siempre una constante de mi vida.

Hoy quiero que imagines esta foto como si fuera una pintura, olvídate de que detrás de ella había una cámara y unos ojos, siente los trazos inexistentes de los pinceles, busca la inspiración de ese cielo y déjate llevar por su color, imagina este castillo hace mil años, busca esos piratas que sin duda están intentando asaltarlo y dime despues si han sido capaces de conseguirlo...

Imagina…

Una de agua y reflejos...

Desde hace ya unos años estos paisajes son cercanos para mí. Recuerdo muchos veranos que huíamos del calor en este paraje al lado del embalse de La Tranquera. Y fue desde que mis padres decidieran construir un pequeño chalet rodeado de jardines y una espectacular piscina.

Con el paso de los años y las ocupaciones de cada uno esos tiempos se acortaron. Solo la perseverancia de los padres, hoy ya convertidos en abuelos, pudieron no solo conservar sino mejorar este espacio para disfrute de toda “su familia".

Hoy, aprovechando una visita de muy pocos días, quiero haceros participes, primero de la belleza de los paisajes que lo rodean, y después (será en otro post) del precioso vergel que lo acompaña.