Desperté entre las sombras, frote mis ojos sin conseguir ningún resultado y pensé que aún soñaba…
Al amanecer del segundo día sentí que el tiempo había cambiado. Ayer casi sobraba la chaqueta y ahora me gustaría llevar puesto otro jersey. He asomado mi cabeza fuera del saco de dormir y he visto helarse mi aliento.
Como casi todos los días Enrique quería disfrutar de la vida, y la manera de disfrutarla era llegar un paso más lejos cada vez, a veces recordaba el día que aquel médico le dijo que con su salud jamás llegaría a nada y que le aconsejaba evitar cualquier riesgo y emoción. Al salir de la consulta él se prometió que su vida no sería jamás así, busco un entrenador personal y aun a riesgo de su vida comenzó su desarrollo.
Tendré que encender fuego para calentarme, pero no recuerdo si dejé ayer leña preparada. Sali del saco y aun temblando me puse otros pantalones y otro jersey encima, un gorro y mi chubasquero. Vaya, parece que ha nevado esta noche.
Abrí la puerta de aquella pequeña cabaña y miré al exterior, un paisaje surrealista me acompañaba. Prendado de aquella luz, cogí mi cámara y Sali. A partir de aquel momento ya no sentí el frío, solo sentía la música de mi mirada que poco a poco me empujaba.
Desperté entre las sombras, frote mis ojos sin conseguir ningún resultado y pensé que aún soñaba…