Como explicarte lo que siento cuando estas
delante de mi cámara, como decirte que cualquiera de mis deseos se cumplen
antes de salir de mis labios y cómo convencerte de que a veces pienso que eres
una extensión de mis cansados ojos.
Una y otra vez cuando comparto una sesión de
fotos contigo siento lo mismo, creo que eres la prolongación de mi mirada, el
complemento perfecto a mi cámara.
Susurro en silencio como te veo, como te
mueves, como te transformas.
Sé que te lo he dicho muchas veces pero no me
canso de repetirlo, hacerte fotos para mí es un descanso, olvido el suplicio de esta
vida, de este mundo.
Tu mirada serena me transforma, me llena de felicidad y de
sosiego, tus pausas, tus poses son para mí reconfortantes momentos de
dulzura, de ánimo y de inusual belleza.
Te pediría que no me faltes nunca, eres el
descanso de mis ojos, eres ese reproche que solo entiende una mirada y al final,
cuando te vas siento tu falta.
Eres mi complemento, mi segunda visión que a
través de ti se transforma en la belleza, en esa belleza que mi cámara añora,
que te anhela una y otra vez cuando no estás presente y que consigue que no
desfallezca en la búsqueda de esa imagen perfecta que sin lugar a dudas será
tuya, tu, mi inspiración.