Hay una idea en que
muchos fotógrafos estamos de acuerdo y es que las mejores fotos que se han
realizado son en blanco y negro.
Los que hemos trabajado
hace años en esta modalidad y sobre todo los que hemos procesado en aquellos
laboratorios estamos convencidos de ello.
Por supuesto que a veces
la realidad supera a la ficción y en blanco y negro no se pueden plasmar
múltiples detalles de color, pero el aroma que destilan esas fotos es único.
Hace unos días mi hija,
que termina este año Historia del Arte comenzó una asignatura de fotografía, sí,
lo sé, es una afición familiar, y lo primero que hizo el profesor es darles una
cámara de 35 mm con película en blanco y negro y realizar todo el proceso de
revelado tanto de negativo como el positivado con baños incluidos.
Por la forma en que me lo
narró me hubiera gustado estar presente y ver las caras de todos los
asistentes, por cierto todos de la generación del Photoshop.
Y aunque me diréis que
hago trampa, os voy a dejar con unas fotos de Paris procesadas, eso sí con Photoshop,
en blanco y negro. Sé que los puristas como yo os rasgareis las vestiduras
pero...