Una de estas tuvo lugar la semana pasada, Una salida sin importancia al Delta del Ebre se transformo en una jornada inolvidable gracias a unos protagonistas de excepción: los flamencos.
Nunca había podido pensar que podría disfrutar tanto gracias al regalo de su presencia, comprendo y estimo a los naturalistas, pero lo que llegue a vivir no se puede recompensar de ninguna forma.
Debemos implicarnos ya en conservar los pocos rincones de vida que aun quedan, se que desde el parque se esta llevando a cabo un indudable trabajo para llevarlo a cabo pero de nosotros depende ser la punta de lanza del conservacionismo para conseguir que todos nosotros cooperemos en este vital trabajo.
De ello depende, no solo la supervivencia de estos maravillosos animales, sino con el tiempo la de todos nosotros.
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