Como ya sabrás si eres seguidor y por tanto protagonista de
este blog, hace unas semanas pude perderme unos días en una ciudad que me
pareció maravillosa: Goteburgo.
Y así cámara en mano me deje llevar por mis adorados
detalles…
Una cosa que me cautivo fueron los tranvías. Múltiples
líneas e innumerables convoyes recorrían la ciudad a cada momento. Y aunque a
simple vista parecían anticuados y obsoletos al entrar comprobabas que estaban
actualizados con las más novedosas características.
El hecho de convivir con ellos tantos días me produjeron una
verdadera añoranza al volver a mi punto de origen. Observar como convivían
tranvías, autobuses y coches particulares me recordaba un baile en el que todos
los protagonistas estaban en perfecta armonía.
Recuerdo una mañana cuando vi desde el tranvía unas palabras
escritas en perfecto castellano en un escaparate de una tienda, me sorprendí
gratamente y por supuesto volví en cuanto pude a plasmar la imagen.
Os dejo con una primera parte de mis detalles, en ella
veréis que tienen mucha importancia mis adorados tranvías. Por cierto son los
iconos de esta preciosa ciudad…
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