dicen que siempre han estado allí,
dicen que son la vida
los sueños y los deseos
dicen...
Aquella jornada pintaba bien, no recordaba un febrero con esta temperatura y solo ver mi cámara esperando me lleno de deseos.
Horta, siempre he sentido una predilección especial por esta zona, recuerdo que cuando compre la última cámara, esa que me acompaña en todos mis aventuras, las primeras fotos que hicimos fueron aquí. Pero hoy quería ver esos maravillosos campos y esa imagen del puerto que no veo a menudo.
Febrero, este inusual febrero me sumió en los pensamientos que se transformaron poco a poco en pesares, esos almendros florecidos a merced de una bajada de temperaturas...
Que hemos hecho con este mundo, muchas veces pienso en mis hijos, se que no asumirán como suyos estas variaciones de clima, estas anormalidades. Y esa es mi herencia, una herencia envenenada de una persona que adora a la naturaleza y no ha sido capaz de dejarse las uñas por ella.
Vergüenza, esa es la palabra que me acompañara mientras veo el mar arañar la costa, mientras veo las riberas crecer y las casas anegar a su paso.
Solo me quedará el consuelo de los tontos, mal de muchos...
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