Una de las cosas que más me gusta es recorrer las ciudades con una pequeña cámara en las manos pasando desapercibido. Te puedes integrar en su funcionamiento sin riesgo de llamar la atención.
Eso hice el otro día en Reus. Después de una visita a la Casa Navàs nos pusimos a recorrer la ruta modernista de Reus. Me llamo la atención la gran cantidad de casas que se construyeron en ese periodo.
En el siglo XVIII se produjo un crecimiento continuado de la población y un desarrollo urbano e industrial extraordinario, a lo largo de la segunda mitad del siglo, que llevó a Reus a ser la segunda población de Cataluña en número de habitantes.
Urbanísticamente, la ciudad salió definitivamente del recinto amurallado para triplicar el espacio construido.
Desde un punto de vista económico, fue muy destacable la producción y exportación de aguardientes y de tejidos, particularmente de seda.
Con el siglo XIX llegó el fin del antiguo régimen y las formas gremiales de producción. La industrialización de la ciudad empujó el cambio de mentalidad que lleva el paso de la cultura tradicional a la cultura urbana: en la segunda mitad del siglo arraigan con fuerza las nuevas inquietudes ideológicas y Reus se convierte, después de Barcelona, en la ciudad de referencia de todos los movimientos culturales. Un grave paro de este modelo industrial, debido a la crisis de los sectores textil y vitivinícola, supuso la transformación de la ciudad, a lo largo del siglo XX, en un importante centro comercial.
Acompañadme en un recorrido fotográfico por el centro de la ciudad.
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